21/4/09

INTRUSOS



Sin importar lo primitivo que sea una aldea, una comunidad o un grupo de personas, la religión y la política siempre intentan inyectar una dosis de imposiciones y limitaciones. Este es el caso de “Cannibal tours”, un documental realizado por el australiano Dennis O’Rourke con el cual traza dos mundos paralelos, uno es el de los turistas blancos y “adinerados”, y el otro es el de los nativos de Papua Nueva Guinea. En ambos mundos destacan personajes de semblantes y temperamentos muy contrastantes.

Por medio de entrevistas y una serie de fotos fijas, el espectador mira constantemente el bombardeo de fotografías y video que los turistas le hacen a los nativos, mostrándose como sedientos de congelar lo que sucede entre esa gente que obviamente está conectada más a fondo con la naturaleza y con su propio instinto, causándoles gran atractivo.
La cuestión del dinero es uno de los elementos centrales que caracterizan al documental, primero que nada porque para los turistas también será como una parte devoradora con la cual, los aldeanos emplean a modo de herramienta de súplica. En segunda instancia porque les atribuye a los visitantes el poder y tarea de dar, los nativos viven pensando que cada visitante tiene la obligación de sacar monedas de su bolsillo, pues son vistos como unos intrusos a los que el gobierno les proporciona sus ingresos, sin comprender que el dinero no es mas que el intercambio por el trabajo.
El personaje nativo que más aporta al documental, asegura que nadie en su aldea tiene la más remota idea de por qué son fotografiados impetuosamente.
Incluso comenta que antaño no se les cobraba nada a los turistas por entrar y tomar una fotografía dentro de la casa de los espíritus, y como a posteriori fotografiar se convirtió en una manía, los habitantes de Papua Nueva Guinea sienten la necesidad de obtener algo a cambio.


La cámara se enfoca evidentemente, hacia el turista y su supuesta consciencia ante el abismo que separa su burbuja, de la mendicidad puesta en escena por parte de los nativos. Es increíble cómo un mundo ya alejado de lo primitivo y yuxtapuesto a aquél que nos es familiar, puede quebrantar su identidad, por un lado, gracias a la ingenuidad ante el significado del dinero y la necesidad, y por el otro empleando la cámara fotográfica como una cortina de hierro invisible, la cuál pretende justificar y recalcar tal abismo, sin realmente dejar de jugar un papel de fábula en el que lo cultural se deviene hasta explotar.

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