25/1/09

Agnès Varda y los espigadores




Para comenzar con el pie derecho, hemos visto un documental fascinante de principio a fin.
Agnès Varda espiga entre los espigadores mientras su cámara juguetona y espigadora inspira confianza. Retratada entre pinturas, reflejos y reflexiones; el paso del tiempo y la triste realidad sobre la sociedad de consumo empedernido, son pedazos que componen uno de los documentales más admirables que he visto.
La temática ahonda distintas perspectivas donde el reemplazo y desecho de objetos y/o alimentos, llegan a ser el modus vivendi de muchos, asi cómo el material esencial para la creación de obras artísticas.
Se incorporan convenciones que comprueban cómo espigar, es tan sorprendente como una pequeña cámara digital y los múltiples alcances que tiene.
Por medio de una canción de protesta y demanda, Agnès Varda estructura el documental de manera eficaz y dinámica, dando ciertos respiros puesto que también se apoya de música conmovedora, que ambienta puntualmente la naturalidad y el entretejimiento con su vejez a la que se infunde como algo excepcionalmente bello, permitiendo que su vida fluya armoniosa, siempre con un gran sentido del humor, durante sus trayectos atrapa juguetona camiones, y al llegar a sus respectivos destinos, permite a todos sus personajes sentirse ampliamente seguros de charlar y plantear situaciones.
Agnes propone mostrar tomas "erróneas", dándoles el mismo peso y lugar que otras convencionales. Cuidando cada detalle, Agnès construye un mundo en el que se deja ser espigada por el tiempo, aunque este marcado por unas manecillas invisibles...

Por lo pronto, les dejo un pedacito del documental, donde se puede apreciar claramente el ingenio y la grandiosidad de la cineasta belga, un documental que merece la pena ser visto varias veces.


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